No llegues al examen
con prisas y de forma atropellada, sólo
te ayudará a ponerte más nervioso y desconcentrarte. No caigas en las
típicas conversaciones de pasillo “dicen que va a caer esto…..” “siempre
pregunta el esquema de….” etc.
Cuando comienza la
prueba, lo primero que se debe hacer es leer atentamente las preguntas y prestar
atención a las instrucciones del profesor.
Es preferible empezar a
responder por aquellas preguntas que dominas (siempre que las instrucciones no
digan otra cosa), dejarlas resueltas ayuda a aumentar nuestra confianza.
Después aborda las que sepas regular dejando para el último momento las que te
resulten más complicadas.
En las respuestas
conviene ser preciso, destacando las ideas principales y dando los detalles
necesarios: demuestra que controlas la materia. Evita dejar preguntas en blanco
(para muchos profesores es motivo para suspender) siempre podrás decir algo,
algún dato general, epígrafe, pero lo que nuca debes hacer es inventar o decir
tonterías.
Controla el tiempo del
que dispones durante todo el examen. Distribuye el tiempo entre todas las
preguntas. Reserva siempre unos 5-10 minutos para repasar el examen antes de
entregarlo (corregir datos erróneos, faltas ortografía, etc.)
No cometas faltas de
ortografía, si dudas cómo se escribe una palabra, usa un sinónimo.
Otro aspecto: la presentación:
letra clara, fácil de leer, márgenes verticales, horizontales amplios, párrafos
cortos, evita tachones.
El esfuerzo planificado
es garantía de éxito por difícil que pueda ser la materia.
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