·
Resaltar la comprensión de lo que se ha
llamado "Disincronía evolutiva". Con ella se pone de relieve el hecho
de que así como la capacidad intelectual del superdotado evoluciona
rápidamente, no lo hacen otras áreas de su funcionamiento, especialmente, la
emocional. Por tanto, el niño superdotado por muy inteligente, maduro y
comprensivo que se muestre no deja de ser emocionalmente un niño con las
necesidades afectivas que le corresponden a su edad cronológica.
·
No se debe presionar
ni imponer metas demasiado elevadas.
·
Hay una serie de problemas asociados a la alta inteligencia: aburrimiento,
desmotivación, apatía, aislamiento, falta de empatía. A veces, también, aparece
sintomatología depresiva y ansiosa expresada mediante repetidas somatizaciones
(dolores de barriga, nauseas, problemas de sueño, etc.). Esté alerta delante
estas situaciones.
·
Planificar y compartir viajes, visitas a museos, cine, teatro,
exposiciones científicas, lugares históricos, etc.
·
Para jugar y trabajar en casa siempre
preferirán aquellos juegos o actividades que supongan un cierto esfuerzo
mental, en especial, de ingenio y creatividad.
·
Evitar cualquier tipo de comparación
con hermanos, familiares u otros. No lo favorezcan o lo elijan para algo
simplemente por su condición de superdotado. Esto suele causar celos entre los
hermanos, rivalidad y rechazo con sus iguales.
·
Debemos enseñar disciplina y poner
límites a sus conductas como lo haríamos con cualquier otro hijo. La
superdotación no puede ser nunca una excusa para un comportamiento inaceptable.
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