Cada vez que un niño quizás
inquieto o consentido o sin límites no tiene el resultado académico deseado, es
diagnosticado de manera peligrosa por el psicólogo, psiquiatra, neurólogo como déficit
de atención. Enfermedad de moda del siglo XXI y tan extendida que parece una
pandemia.
Ante estos casos debemos
ser muy cautos y primeramente antes de acudir a un especialista deberíamos
investigar posibles causas del problema:
- Causas afectivas y
emocionales; complejos (timidez)
- No se ha adaptado a su
grupo de amigos, compañeros de clase o profesor
- Falta del aprendizaje
mínimo básico de técnicas de estudio que facilitan el desarrollo y aprendizaje
- Falta de hábito de
estudio, concentración y atención.
- Deseo de castigar a los
padres, se utiliza como una queja en contra del divorcio, celos, sobreprotección
o ser demasiado autoritarios.
Es mucho
mejor detectar el problema de origen y resolverlo que taparlo con un
medicamento. El cerebro es una de la herramientas más importantes para afrontar
el aprendizaje, ejercitarlo vale la pena, mientras más se ejercite se volverá
más inteligente, cuanto más afronte los retos más fácil será cada vez.