viernes, 26 de octubre de 2012

Finlandia uno de los mejores sistemas educativos


Está claro que la educación es mucho más que una colección de conocimientos. Pero lo que no era tan obvio hasta ahora era que un sistema educativo eficaz se sustenta en la confianza. En Finlandia, la comunidad confía en los colegios, la población confía en los profesores y los maestros confían en los alumnos.

Cada colegio tiene autonomía para organizar su programa de estudios. La planificación educativa es consensuada entre los profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las propuestas de los docentes, informan de sus intereses y participan en la organización del curso.

La autonomía de los colegios se enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe como algo gratuito e igual para todos. Los niños tienen acceso a centros de enseñanza similares y no pagan por el material. Los colegios proporcionan libros, ordenadores e incluso la comida.

Los profesores en Finlandia son muy respetados. Para llegar a ser docente es necesario cursar tres años de licenciatura y dos años de máster. El acceso requiere una nota elevada y una prueba de selección. En el último año, por ejemplo, de 1.600 solicitudes destinadas a cursar los estudios para formar parte del profesorado solo pasaron las pruebas el 10%.

La relación de confianza cierra el círculo en Finlandia. La comunidad y los alumnos confían en los profesores, y los profesores confían en los alumnos. Durante las horas lectivas los profesores se ausentan del aula, cuando lo consideran oportuno, para que los adolescentes trabajen solos en sus proyectos. No conciben un sistema de control y tampoco es necesario. Las personas se comportan mejor y consiguen mejores resultados cuando se encuentran en un entorno de confianza.

Los adolescentes conocen bien la importancia de la educación y desde muy jóvenes pueden elegir si quieren estudiar la ‘educación general’ (la que prepara para ir a la universidad) o la ‘vocacional‘(formación técnica para un oficio).

La enseñanza obligatoria comienza a los 7 años y los niños tienen menos horas lectivas que en otros países. La metodología ha abandonado las memorizaciones típicas del sistema educativo de la Ilustración y hace énfasis en el desarrollo de la curiosidad, la creatividad, la experimentación… No es una cuestión de transmitir información. Para los finlandeses es más importante aprender a pensar que aprender a repetir,

 

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