Está claro que la
educación es mucho más que una colección de conocimientos. Pero lo que no era
tan obvio hasta ahora era que un sistema educativo eficaz se sustenta en la confianza.
En Finlandia, la comunidad confía en los colegios, la población confía en los
profesores y los maestros confían en los alumnos.
Cada colegio tiene
autonomía para organizar su programa de estudios. La planificación educativa es
consensuada entre los profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión
sobre las propuestas de los docentes, informan de sus intereses y participan en
la organización del curso.
La autonomía de los
colegios se enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe como
algo gratuito e igual para todos. Los niños tienen acceso a centros de
enseñanza similares y no pagan por el material. Los colegios proporcionan
libros, ordenadores e incluso la comida.
Los profesores en
Finlandia son muy respetados. Para llegar a ser docente es necesario cursar
tres años de licenciatura y dos años de máster. El acceso requiere una nota
elevada y una prueba de selección. En el último año, por ejemplo, de 1.600
solicitudes destinadas a cursar los estudios para formar parte del profesorado
solo pasaron las pruebas el 10%.
La relación de
confianza cierra el círculo en Finlandia. La comunidad y los alumnos confían en
los profesores, y los profesores confían en los alumnos. Durante las
horas lectivas los profesores se ausentan del aula, cuando lo consideran
oportuno, para que los adolescentes trabajen solos en sus proyectos. No
conciben un sistema de control y tampoco es necesario. Las personas se
comportan mejor y consiguen mejores resultados cuando se encuentran en un
entorno de confianza.
Los adolescentes
conocen bien la importancia de la educación y desde muy jóvenes pueden elegir
si quieren estudiar la ‘educación general’ (la que prepara para ir a la
universidad) o la ‘vocacional‘(formación técnica para un oficio).
La enseñanza
obligatoria comienza a los 7 años y los niños tienen menos horas lectivas que
en otros países. La metodología ha
abandonado las memorizaciones típicas del sistema educativo de la Ilustración y
hace énfasis en el desarrollo de la curiosidad, la creatividad, la
experimentación… No es una cuestión de transmitir información. Para los
finlandeses es más importante aprender a pensar que aprender a repetir,
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